Para aquellos que quieren que las cosas que vayan mal cambien, por Diego Llanez

Diego Llanes Ruiz // www.ideasyopiniones.wordpress.com

El reciente escrito (1-06-2011) dirigido a los miembros de la Universidad de Córdoba, por un grupo de “jóvenes que creen que es posible que las cosas que van mal cambien”, ha sido una bocanada de aire fresco que hemos recibido los universitarios y universitarias. http://cordoba.tomalaplaza.net/2011/06/02/

Como es ya costumbre el escrito no ha tenido la más mínima respuesta dentro del recinto universitario, pese a solicitar, en el mismo, el apoyo y magisterio del profesorado. El silencio ante los problemas se ha convertido en la forma común de respuesta de la inmensa mayoría de aquellos que forman parte de la universidad cordobesa.

Sirva, en primer lugar, este escrito para ofrecer públicamente mi apoyo y que conozcáis que podéis contar conmigo si en algún momento os puedo ser de utilidad, aunque formo parte de la generación que ha generado muchos de los problemas que ahora debéis resolver.

También quiero haceros llegar que hay partes de vuestro escrito que no me han gustado. Me refiero a aquellos párrafos en los que recogéis como hechos lo que, para mí, es solo mala propaganda. Me refiero al párrafo donde hacéis referencia a que la UCO es “la primera universidad pública de España”. La UCO ni ha sido ni, me temo, será nunca la primera universidad pública española, por mucho que la publicidad lo diga y que algún estudio lo pretenda mostrar. Esta reciente costumbre de publicar ranking de las universidades españolas deben verse como lo que son: pobres intentos de institutos sociológicos españoles de poner a nuestras indiferenciadas universidades públicas a la venta en el “mercado” financiero global.

En vuestro escrito se dice que “la universidad concentra valores de transformación social y política, de repulsa de la injusticia” y que “representa el motor intelectual y crítico de toda sociedad civilizada”. Con estas frases espero que pretendáis mostrar lo lejos que están las universidades actuales de esos principios ya que, evidentemente, no son los valores que imperan en ellas en estos momentos.

Aunque creo que no es necesario, me permito recordaros que: La universidad actual es aquella que ha admitido Bolonia sin apenas críticas, en esto Córdoba ha tenido una actuación especialmente bochornosa. La universidad actual es aquella que se ha ido llenando de cargos. En la UCO más de un tercio de su profesorado funcionario tiene un cargo, lo que significa que además de dobles retribuciones, en ello se parecen a muchos de nuestros políticos, disfrutan de una disminución de las horas de su actividad docente que curiosamente es la que justifica la existencia de las universidades y por supuesto de sus cargos. La universidad actual es aquella que implica la precarización en la investigación y en la docencia. En la UCO un centenar de su profesorado tiene un salario “neto” de entre 250 y 550 euros mensuales, por impartir entre 2 y 6 horas semanales de clases y si protestan se termina el contrato. La universidad actual es también otro lugar donde se ha asentado el nepotismo, que ahora se pretende renombrar con el término “capital relacional”. Para finalizar baste recordar que la universidad actual tiene como una de sus funciones, introducida en las leyes aprobadas por el PP y PSOE, tanto monta, monta tanto, en 2001 y 2007, la de estar al servicio del desarrollo económico, para poder convertirse en su motor, por tanto han quedado muy lejos aquellos tiempos en que, como apuntáis en vuestro escrito, la universidad era el motor intelectual y crítico.

Quiero hacer una última reflexión. Está bien proponer cambios: en el modelo de sociedad, en su forma de hacer política y en su sistema financiero. Pero deberíamos prestar especial atención en el cambio de las estructuras sociales en las que nos movemos en el día a día y no ser permisivos con sus defectos, aunque su denuncia, por su proximidad, nos acarreará más sacrificios y problemas.

Quiero finalizar felicitándoos por vuestro escrito que quizás no merezca una universidad envanecida en una calidad y excelencia ficticia y donde el alumnado, a pesar de todos sus defectos, es lo mejor, por ser los únicos que tienen por delante un futuro, futuro que deben procurar que nadie se lo pueda robar.

Córdoba 21 de Junio 2011